Con nuestros ojos podemos ver todo, 
salvo a nosotros mismos. 
Para eso necesitamos un espejo.
O alguien que nos espeje.
Un espejo puede ser otra persona, 
una palabra, un libro, una canción.
Todo aquello que nos refleje.
Pero hace falta mucho coraje para mirarse 
al espejo y aceptar lo que vemos. Porque 
eso, nos guste o no, es lo que somos


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